Oliveira se adueña de la plaza Graslin con una escultura monumental y orgánica que surge del suelo y avanza retorciéndose hacia el teatro.
El título se inspira en la película homónima, que plasma la voluntad destructora de un hombre tan apasionado por la lírica que decide construir una ópera en el Amazonas. A base de trozos de madera reciclados de Brasil, con ramificaciones enormes entrelazadas, Oliveira crea un ser vivo, poderoso e intrusivo. El resultado, espectacular e inquietante, desafía los límites entre lo natural y lo artificial y crea un diálogo entre lo vegetal y la arquitectura: el espacio público se convierte en un cruce entre lo imaginario y la realidad.
No subir a la escultura.
Henrique Oliveira nació en Ourinhos (Brasil) en 1973. Vive y trabaja en Londres y São Paulo.
Está representado por las galerías Millan (São Paulo) y Georges-Philippe & Nathalie Vallois (París).