Edicion 2016, Obra permanente
Nantes, Piscine Léo-Lagrange
Mes tripes sont des poissons d’argent
Julien Salaud

Esta obra se despliega suspendida en el techo de una gran piscina construida en los 60. A causa de la pandemia, las gradas siguen cerradas al público, pero la obra se contempla por encima de nuestras cabezas cuando nadamos.


Un personaje en pie, a tamaño natural, de un blanco inmaculado con el cuerpo cubierto de una fina membrana translúcida, campea cerca del trampolín. De su vientre salen varios centenares de pececillos plateados. Su levitación sobre las aguas es contemplada por anguilas, carpas y otros peces que se mueven como un banco arrastrado por la misma corriente. Nadan en el aire hasta agruparse para formar una nueva forma de pez gigante.

En este universo húmedo, el aire y el agua se funden, el hombre y el animal se encuentran: la metamorfosis de este personaje en criatura acuática evoca un bautismo y el nacimiento de una creencia. Julien Salaud nos transporta a aguas mágicas, donde la belleza de estos seres en simbiosis “bebe más de la irracionalidad de una leyenda que de la moraleja de una fábula”.

Julien Salaud, Mes tripes sont des poissons d'argent