Michel Blazy trabaja con lo vivo y el azar. Lo imprevisto y la no intervención están en el centro de su obra donde suele representar esta capacidad que tiene la naturaleza para propagarse por encima de todo.
El agua es omnipresente en su trabajo, por lo que en la place Royale se ha inclinado obviamente por su fuente monumental. El artista, en estrecha colaboración con el encargado del mantenimiento de las fuentes durante todo el año, ha tratado de redimensionar las capacidades y modificar el funcionamiento del equipamiento. Disfunciones aleatorias, trayectorias desviadas de los chorros, escapadas, desbordamientos por todas partes, bruma que propone un vuelco, una experiencia atípica del espacio público, en la que las fuentes suelen apreciarse por su ritmo continuo y su lacerante y tranquilizante circulación del agua.